sábado, 3 de noviembre de 2007

El hoyo de Diandino

El Metro de Santo Domingo es una “mega obra” del actual presidente Leonel Fernández, el cual ha levantado suspicacia en la mayoría del pueblo, y ha sido y todavía lo es y será, por mucho tiempo, objeto de discusión en la opinión pública nacional.

El costo del “hoyo de Diandino”, como le llaman mucho, es un enigma. Lo primero es, que no se le ha informado al pueblo realmente cuánto se ha llevado y se llevará en su fase final el tan ansiado y controversial proyecto. Además, de la inversión que el Estado debe hacer para adquirir los vagones que pondrán a funcionar en esos rieles, pues paradójicamente en el mes de enero se llamó a licitación pública y dos compañías internacionales, Bombardier Transportation, de Canadá, una de las compañías de mayor prestigio mundial en la fabricación de trenes; y Ansaldo Breda, de Brasil, fueron convocadas por la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret) en licitación privada, según un diario de circulación nacional.

El misterio continua, ¿por qué la negativa del director de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret), Diandino Peña, de no suministrar las copias del plano y el estudio de suelo del metro al comunicador Huchi Lora? Asimismo, no se puede dejar de mencionar, los derrumbes que se han producido en algunos puntos en donde se llevan a cabo las excavaciones entre otras cosas, muy cuestionadas por críticos y opositores al proyecto.

Al Metro de Santo Domingo, también se le ha llamado “El Traga Moneda”, ¿por qué será? Bueno, ya todos sabemos sobre las transferencias que imprudentemente hizo el presidente Leonel Fernández de las secretarias de Educación y Salud Pública, además del elevado presupuesto asignado al metro en comparación al de estas dependencias, las cuales son básicas para alcanzar la modernidad que tanto anhela el actual presidente Fernández.

Sin lugar a dudas, el “Hoyo de Diandino” o mejor dicho, el Metro de Santo Domingo, será de provecho para una porción de la población, no para la mayoría en sentido geométrico, pero ¿Resolverá el caos imperante en el transporte? ¿A qué costo llegaremos a la modernidad? ¿No es mejor una buena educación y salud que montarse en un costoso y ambicioso tren?

Sería bueno recordar al presidente Leonel el concepto de “modernidad”, que la modernidad de la que tanto habla comienza por la educación y la salud y no por “mega infraestructuras”.

Quien sabe si algún día sabremos el costoso contenido de esta misteriosa obra, que cada día se vuelve más enigmática gracias a “Diandi” y Leonel.

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